viernes, 14 de mayo de 2010

Balea Azul

Población y caza

Las ballenas azules son unos animales difíciles de capturar o matar. Su tamaño, velocidad y fuerza hacían que raramente estuvieran en el punto de mira de los primeros barcos balleneros, que tenían como objetivos principales a los cachalotes y a las ballenas francas.En 1864 el noruego Svend Foyn equipó un barco de vapor con arpones expresamente diseñados para la caza de grandes ballenas. Aunque inicialmente eran de difícil manejo y tenían un bajo porcentaje de éxito, Foyn perfeccionó el cañón arponero y pronto varias estaciones de caza de ballenas se establecieron en las costas de Finnmark, al norte de Noruega. A causa de disputas con los pescadores locales, la última estación de caza de ballenas en Finnmark fue cerrada en 1904.
Arpón para la caza de ballenas.

Pronto comenzó la caza de ballenas azules en Islandia (1883), las islas Feroe (1894), la isla de Terranova (1898), Spitsbergen (1903) y las islas Georgias y Sandwich del Sur (1904-1905). Tras la introducción de buques factoría a vapor con rampas a popa en 1925, el número de ballenas azules (y ballenas en general) cazadas anualmente aumentó de forma drástica. Entre 1930 y 1931 estos barcos cazaron 29.400 ballenas azules sólo en la región antártica. Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial su población había sido considerablemente mermada y en 1946 se introdujeron las primeras cuotas que restringían el comercio internacional de ballenas, aunque resultaron ineficaces debido a que no contemplaban una diferenciación entre especies. Así, las especies más escasas podrían ser cazadas en la misma medida que aquellas que contaban con una población relativamente abundante. Su caza fue prohibida en los años 1960 por la Comisión Ballenera Internacional, y se detuvo la caza ilegal de ballenas por parte de la URSS en los años 1970, tiempo durante el cual 330.000 ballenas azules habían sido cazadas en la región antártica, 33.000 en el resto del Hemisferio Sur, 8.200 en el Pacífico Norte y 7.000 en el Atlántico Norte. El grupo original más numeroso, el de la región antártica, quedó reducido al 0,15% de su población inicial.

Los barcos balleneros habían llevado a esta especia casi a su extinción, pero en vez de capturar menos ejemplares durante un período mayor, los balleneros continuaron mermando su población. En retrospectiva, si la industria ballenera hubiera admitido la supervisión y regulación por parte de biólogos marítimos, más ballenas podrían haber estado comercialmente disponibles, aunque en un período más largo. La dinámica demográfica implicada en la caza de mamíferos marinos que alcanzan edades avanzadas es completamente diferente de aquellas implicadas en la captura de peces con períodos vitales más cortos. Debido a los períodos más largos de reproducción (gestación de un año) y camadas de menor tamaño (una o dos crías), las poblaciones de ballenas se recuperan mucho más despacio que las poblaciones de animales más pequeños, que tienden a invertir menos tiempo y recursos en los individuos más jóvenes.
Población y distribución actual
Ballena azul con las Azores al fondo.

Desde el establecimiento de la prohibición de caza de ballenas, los estudios han fracasado a la hora de averiguar si el nivel global de conservación de la especie aumenta o permanece estable. En la región antártica, las estimaciones más optimistas muestran un significativo incremento del 7,3% anual desde la finalización de la caza ilegal de la Unión Soviética, aunque su número todavía permanece en menos del 1% de los niveles anteriores a su caza comercial. También se ha sugerido que las poblaciones islandesas y californianas aumentan, pero estos incrementos no son estadísticamente significativos. Se calculó que la población mundial total estaba entre 5.000 y 12.000 ejemplares en 2002, aunque con niveles altos de incertidumbre en las estimaciones disponibles para muchas áreas. La ballena azul figura como «en peligro» (EN: Endangered) en la Lista Roja de la UICN de especies amenazadas (y ha sido así desde la creación de la lista).En el caso de la ballena azul antártica (B. m. intermedia), la de mayor tamaño, su situación es todavía peor y está calificada en la Lista Roja de la UICN como «en peligro crítico» (CR: Critically Endangered).[61] También figura en el Apéndice I (especies amenazadas de extinción)[62] del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies de Fauna y Flora Salvaje Amenazadas (CITES). La mayor concentración conocida de la especie, con unos 2.000 individuos, es la población del Pacífico Nordeste de la ballena azul del norte (B. m. musculus) subespecie que se extiende desde Alaska a Costa Rica, pero que se avista generalmente en California durante el verano. A veces esta población se desvía al océano Pacífico Noroeste y se han registrado avistamientos poco frecuentes entre la península de Kamchatka y el extremo norte de Japón.

En el Atlántico Norte se han localizado dos grupos de la subespecie B. m. musculus. El primero se encuentra en Groenlandia, Terranova y Labrador, Nueva Escocia y el golfo de San Lorenzo, con unos 500 ejemplares. El segundo (el grupo más al Este fue descubierto en las Azores en primavera y en Islandia en julio y agosto) se supone que siguen la Dorsal mesoatlántica entre las dos islas volcánicas. Más allá de Islandia, las ballenas azules han sido descubiertas tan al norte como Spitsbergen y Jan Mayen, aunque tales observaciones sean escasas. Los científicos desconocen donde pasan las ballenas los inviernos. Se estima que la población total del Atlántico Norte está entre 600 y 1.500 individuos.

En el Hemisferio Sur, parece haber dos subespecies distintas, B. m. intermedia, la ballena azul antártica y la poco estudiada ballena azul pigmea, B. m. brevicauda, que se encuentra en aguas del océano Índico. Investigaciones recientes (mediados de 1998) proporcionaron una estimación de 2.280 ballenas azules en el Antártico,de las cuales menos del 1% probablemente fueran ballenas azules pigmeas. Las estimaciones de un trabajo realizado en 1996 daban como resultado 424 ballenas pigmeas sólo en una pequeña área al sur de Madagascar, por lo que es probable que los ejemplares en el todo el océano Índico sean varios millares. Si esto es cierto, las poblaciones globales serían más altas que las dadas por los pronósticos iniciales.

Una cuarta subespecie, la B. m. indica, fue descrita por Blyth en 1859 en el océano Índico Norte, pero las dificultades en la identificación de rasgos distintivos de esta subespecie hacen de ella un sinónimo de la B. m. brevicauda, la ballena azul pigmea. Parece que los registros de las capturas soviéticas indican que el tamaño de las hembras adultas está más próximo al de las ballenas pigmeas que al de la B. m. musculus, aunque las poblaciones de B. m. indica y B. m. brevicauda parecen ser distintas y las temporadas de cría difieren en casi seis meses.

Las rutas migratorias de estas subespecies todavía no son bien conocidas. Por ejemplo, existen registros de ballenas pigmeas en el Índico Norte (Omán, Maldivas, Sri Lanka) donde puede que formen una población residente. Por otra parte, la población de ballenas azules que se encuentra en Chile y Perú también puede ser una población distinta. Algunas ballenas azules antárticas se acercan a la costa este del Atlántico Sur en invierno, y de vez en cuando sus vocalizaciones son oídas en Perú, Australia Occidental y en el océano Índico Norte. En Chile, el Centro de Conservación de Cetáceos, con el apoyo de la Armada chilena, emprendió importantes trabajos de investigación y conservación y trabajan en el estudio de una concentración de ejemplares alimentándose recientemente descubierta en las costas de la isla Chiloe en un área llamada golfo del Corcovado donde se han llegado a avistar 326 animales cerca de la costa en el verano de 2007.

Esfuerzos para realizar cálculos más precisos de la población de ballena azul se están llevando a cabo por científicos de la Universidad de Duke, quiénes mantienen el OBIS-SEAMAP, Ocean Biogeographic Information System - Spatial Ecological Analysis of Megavertebrate Populations (Sistema de Información Biogeográfica Oceánica - Análisis Ecológico Espacial de Poblaciones de Megavertebrados), una recopilación de datos de mamíferos marinos de aproximadamente 130 fuentes.

Otras amenazas
Esqueleto de ballena azul en el exterior del Long Marine Laboratory de la Universidad de California, Santa Cruz.

Debido a su enorme tamaño, fuerza y velocidad, las ballenas azules adultas no tienen prácticamente ningún depredador natural. El único animal del que se tiene conocimiento es la orca. Existen informes documentados de ataques de estos animales, como un estudio que mostraba que en el mar de Cortés no menos del 25% de ballenas azules adultas tenían cicatrices resultado del ataque de orcas y la muerte de una ballena en Baja California víctima de su ataque, así como un reportaje en la revista National Geographic de una ballena azul atacada por orcas donde, aunque las orcas fueron incapaces de matar al animal durante su ataque, la ballena sufrió importantes y numerosas heridas y probablemente murió a consecuencia de ellas poco después del ataque. Sin embargo, aunque está demostrado que las orcas atacan y pueden matar una ballena azul, el índice de mortalidad debido a estos ataques se desconoce.

Las ballenas azules pueden ser heridas, a veces fatalmente, a causa de choques con buques de gran tamaño en alta mar y también al quedar enredadas o atrapadas en redes de pesca. El continuo aumento del ruido ambiente producido por el ser humano en el océano, incluido el sonar, ahoga las vocalizaciones producidas por las ballenas, dificultando su comunicación. Las amenazas humanas para la potencial recuperación de su población también incluyen la acumulación de bifenilos policlorados (PCB) y otros productos químicos que ingieren al alimentarse y que se transmiten a las crías a través de la leche materna.

El calentamiento global hace que glaciares y permafrost se derritan rápidamente, lo que conlleva un gran incremento en la cantidad de agua dulce en los océanos y existe el riesgo de alcanzar un punto crítico en ese incremento que pueda llevar a una perturbación en la circulación termohalina. Como la mayor parte de los cetáceos las ballenas azules son migratorias y pasan el verano en latitudes altas, más frías, donde se alimentan en aguas con abundancia de krill; en invierno se trasladan a latitudes bajas, más cálidas, donde se aparean y dan a luz. Teniendo en cuenta que sus modelos migratorios están basados en la temperatura del océano, un cambio en esta circulación que desplaza el agua caliente y fría alrededor del mundo probablemente tendría efectos en su migración. El cambio de la temperatura del océano también afectaría a su suministro de comida, pues el calentamiento provocaría una disminución en los niveles de salinidad que causarían un cambio significativo en situación y abundancia del krill.

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